No sólo los famosos stress test ocupan la atención de la banca mundial. Otro tema que está provocando nerviosismo es la discusión de nuevos cambios al sector financiero, que se traducirá en una reforma de los acuerdos de Basilea, que actualmente está en proceso de apelación.
¿Qué implicaría esto? Principalmente, dos cosas: un refuerzo a los requisitos de solvencia de las entidades de crédito y mejor calidad del capital, así como más exigencias de liquidez y límites al apalancamiento.
En cuanto a la solvencia, lo que se busca es que las entidades puedan absorber pérdidas con recursos propios, aumentando reservas y bajando los activos riesgosos. Esto, además, supone que varias entidades se involucren en un plan de venta de activos para generar los recursos que se les exigiría.
Pero no sólo eso: también se prevé un cambio en las condiciones de crédito, especialmente para las operaciones a corto plazo y líneas de crédito a empresas; lo cual, por supuesto, afectaría principalmente a la banca más comercial y de consumo.
Habrá que ver que sale de todo esto.
¿Qué implicaría esto? Principalmente, dos cosas: un refuerzo a los requisitos de solvencia de las entidades de crédito y mejor calidad del capital, así como más exigencias de liquidez y límites al apalancamiento.
En cuanto a la solvencia, lo que se busca es que las entidades puedan absorber pérdidas con recursos propios, aumentando reservas y bajando los activos riesgosos. Esto, además, supone que varias entidades se involucren en un plan de venta de activos para generar los recursos que se les exigiría.
Pero no sólo eso: también se prevé un cambio en las condiciones de crédito, especialmente para las operaciones a corto plazo y líneas de crédito a empresas; lo cual, por supuesto, afectaría principalmente a la banca más comercial y de consumo.
Habrá que ver que sale de todo esto.