Según datos de Facebook Irlanda, base de operaciones de la compañía fuera de Estados Unidos, el pasado año hasta 440 millones de libras (530 millones de euros) habrían sido canalizados a las islas Caimán, uno de los paraísos fiscales favoritos de los oligarcas. La jugada le permitió a Facebook pagar un montante mínimo de 2,9 millones en concepto de impuesto de Sociedades a escala global, por más de 800 millones de libras de beneficios obtenidos en sus operaciones en el extranjero. En el caso británico pagó apenas 240.000 libras.
Como muestra de lo lucrativo que el modelo resulta para el gigante de la red aparecen los beneficios que cada empleado en Irlanda generó en 2011. Tan sólo 287 personas en la oficina de Dublín obtuvieron 840 millones de libras, o lo que es lo mismo, unos 3,1 millones por trabajador. Sin embargo, tras las enrevesadas operaciones de ingeniería fiscal, Facebook Irlanda registró pérdidas de 15 millones, tras transferir casi 750 millones en regalías y pagos de licencias a una subsidiaria en las Caimán y a su matriz en Silicon Valley.
Las cuentas muestran cómo Facebook remitió hasta 440 millones de libras a una compañía hermana irlandesa el pasado año, que a su vez dirigió el dinero al Archipiélago caribeño. Un pago que, además, supera en cinco veces el de 2010 y que demuestra la paulatina vigencia del denominado Double Irish, el sistema bajo el que las regalías se mueven entre subsidiarias internacionales para limitar la carga de impuestos a regímenes de menor presión fiscal.
Facebook canaliza la mayoría de sus ingresos extranjeros a través de Irlanda, que supone el 40 por ciento de las ganancias globales por un negocio de cuantiosos beneficios. Por todo lo anterior, el Reino Unido ha reactivado la campaña mediática contra la evasión fiscal de las multinacionales, después de que quedase de manifiesto hasta qué nivel Facebook ha llegado a exprimir la ley para evitar al fisco.
Las complejas herramientas empleadas por Google o Amazon para escapar de la Agencia Tributaria le cuestan anualmente miles de millones al erario británico. Sin embargo, se trata de instrumentos que, independientemente de su cuestionada legitimidad, están permitidos por un armazón normativo que no logra poner coto a la evasión a gran escala. De ahí las denuncias en cabeceras como el Sunday Times o el Daily Telegraph contra la última de las maniobras que han trascendido, la empleada por la red social fundada por Mark Zuckeberg para aprovechar los vacíos legales y garantizar que la dentellada tributaria es cada año menos profunda. Como ya había quedado probado en el caso de Google, las jugosas prestaciones fiscales que ofrece el sistema irlandés convierten a la Isla Esmeralda en la herramienta perfecta para canalizar ingresos y proteger al máximo beneficios.
Fuente: El Economista.