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Evelyn dispara

Mientras su familia partió de vacaciones a Estados Unidos, ella se ha encerrado a cranear su nuevo desafío: el Ministerio del Trabajo. Y por muy sectorial que sea esta cartera, su nueva jefa está impregnada de política. No ha pasado desapercibida en ninguno de los cargos que ha tenido; menos va a pasar piola en éste. Para muestra, un mensaje a los empresarios: “tienen que hacerse cargo de la meritocracia… Siento que un gran alumno de la UC o la Chile que viene de Illapel o Renca no tiene las mismas posibilidades de ascender en las empresas que el de Vitacura o de Las Condes”. Por María Jose O’Shea C; Fotos, Elisa Bertelsen.

Hace algunos meses, por allá por agosto, se rumoreaba en los pasillos de La Moneda que la entonces senadora Evelyn Matthei podría asumir la vocería del gobierno en reemplazo de Ena Von Baer, quien durante esos días recibía una sarta de críticas de la misma Alianza. Con su particular estilo, la Matthei no dijo ni sí, ni no. Dijo que había otros desafíos que encontraba más sexies, como el de Defensa.

Cinco meses después, no se llevó la cartera de los uniformes –paradójicamente está ahí su rival histórico, Andrés Allamand– sino que sorpresivamente Piñera la sacó del parlamento para ponerla de ministra del Trabajo. Y está fascinada.

¿Le parece suficientemente sexy este ministerio?

-(Se ríe)… Más que sexy, lo encuentro alucinante. Claramente, uno de los mayores desafíos que tenemos es crear empleo e incluso mantenerlo, cosa que va a ser difícil en los próximos años. La competencia que se viene de China, de la India y de otros países asiáticos todavía aquí no la hemos vislumbrado. En Chile existe la idea, atrasada en 20 años, de que estos países son básicamente mano de obra no calificada. No tenemos la más remota idea de la calidad de las universidades que hay allá, de los millones que están yendo a esas universidades, ni del inmenso desarrollo industrial de biotecnología, de nanotecnología, etc., que hay por esos lados.

-Es decir, nos van a venir a quitar la pega.


-Claramente. La mayoría de los chilenos todavía no tiene esto en su radar. De las cosas más espectaculares que he hecho, han sido los viajes con la Fundación País Digital a China y la India. Ahí vimos varios call center, pero también una oficina chica de abogados, ingenieros y contadores que estaban, por ejemplo, fijando la política de precios para una aerolínea y una cadena de hoteles de Estados Unidos y Europa. Cuando ves que profesionales de muy buenas universidades y que son bilingües parten con 250 dólares al año, es angustiante. Mi primera reacción fue pensar “gracias a Dios no hablan castellano”. Pero al día siguiente visitamos una empresa enorme que tenían unas aulas gigantes con mucha tecnología y eran, precisamente, para enseñar idiomas. En una semana, full time, salían hablando perfecto cualquier idioma. Esa es la competencia a la que nos veremos enfrentados cada vez más; entonces, crear empleo en este contexto mundial será cada vez más complejo. Por eso, quiero invitar a un grupo de parlamentarios, empresarios y dirigentes sindicales a ver esta realidad, para que entendamos todos que aquí la pelea relevante no es entre empleadores y trabajadores, sino por defender y crear más empleos. La amenaza viene de afuera. Y ese es el desafío.

-Claramente estamos a años luz de ese nivel de capacitación.

-Tenemos que poner más énfasis en capacitar y en enseñar a las empresas. Por ejemplo, queremos poner en práctica la fiscalización asistida en conjunto con el ministerio de Economía y el Sence. Esto significa que la primera vez que le encuentras un problema a una empresa –estamos hablando de las pequeñas– no la multas, sino que le dices qué tiene que hacer, le das un plazo para cambiar y vuelves dentro de ese plazo. Hay que enseñar. Yo quiero que la gente entienda que nosotros tenemos que preocuparnos de que las leyes se cumplan. Pero al mismo tiempo, que tengan claro que estamos frente a una gran amenaza. Los que creen que los empleos de una empresa son chilenos porque ésta opera aquí, tienen que entender que eso cambió: que hoy se puede mandar a hacer cualquier cosa a cualquier parte. Chile puede terminar siendo un país muy rico sobre la base del cobre, pero con un tremendo desempleo.

-En este gobierno se da una concentración de poder y de propiedad muy grande. ¿Le preocupa?


-Absolutamente. Yo vengo de la escuela de Juan Ariztía, de Miguel Kast, y recuerdo que una de los obsesiones mayores de ellos era cómo lograr que no hubiera sólo cinco AFP. Y veinte años después, llego al mismo edificio y me doy cuenta de que las AFP siguen siendo cinco. Esto tiene que ser una prioridad y haré todos los esfuerzos para que esto cambie, no sólo en las AFP –tienen que existir otras nuevas–, sino en todos los ámbitos. 

“Me pregunto si me hubiese sido tan fácil si yo no fuera ruciecita y hablara idiomas”

-¿Cómo es su relación con el mundo sindical?

-Se está construyendo, porque ha habido vacaciones entre medio. Tengo un tremendo respeto por el presidente de la CUT, Arturo Martínez, a quien encuentro un hombre inteligente y bien intencionado. Y esas, para mí, son las bases del diálogo. Yo, y no me cabe duda que él también, pondré todo de mi parte para que este diálogo sea distinto. Por otra parte, me junté con Juan Somavía y tengo la intención de pedirle muchas cosas a la OIT. Cuando existe una instancia de diálogo tripartito como esa, hay que recurrir a ella. Es una oportunidad de sentarse en un terreno neutro.

-¿Cómo son los empresarios chilenos? ¿Son de derecha, momios?


-Veo tres aspectos. Por un lado, siento que son tremendamente prácticos… Los vi entenderse de lo más bien con Ricardo Lagos. Su labor no es la política, son las empresas; y el que no entienda eso no entiende nada.

En segundo lugar, veo que ciertos grupos han sido inmensamente creativos y esto está muy bien. Pero hay un aspecto que no me gusta: siento que una persona con mucho mérito, un gran alumno de la Universidad Católica o la Universidad de Chile, pero que viene de Illapel, Renca o La Florida, no tiene las mismas posibilidades de ascender en la carrera empresarial que el de Vitacura o de Las Condes. Tampoco las mujeres. Me complica que haya una cierta comodidad para elegir trabajar con gente que ha estado en los mismos colegios, que es amiga de sus hijos, que veranean cerca, que son socios del mismo club. Y eso lo encuentro tremendamente complejo cuando uno piensa que en la empresa es donde más debiera darse la meritocracia... y no se da. Yo voy a empezar a hablar fuerte de este tema.

-Revela bastante provincianismo...

Post natal de 6 meses: que no sea obligatorio
-¿Va a haber postnatal de seis meses? Usted no es partidaria…

-Soy partidaria del postnatal de 6 meses en el caso de las mujeres que hacen trabajo no calificado. Pero también creo que es muy complicado obligar a una mujer que quiere hacer carrera a desaparecerse 7 meses y medio porque va a tener una guagua. Por eso, hay que hacer diferencias entre los trabajos no calificados con los otros, porque hemos luchado demasiado por que las mujeres puedan acceder a puestos importantes. Me daría pavor retroceder en esa lucha. Es muy difícil nombrar a una mujer joven en un puesto alto si tú sabes que por ley se va a desaparecer 7 meses y medio cuando quiera tener una guagua. Sé que aunque eso afecte a muy pocas, va al corazón mismo de lo que es la equidad de género.

-Revela una cultura. Recuerdo haber leído un estudio de la Universidad de Chile que demostraba que el 50% de los máximos directivos de las empresas chilenas venía de 5 colegios. Y no creo que el 50% del talento venga de esos mismos 5 colegios. A nuestras clases empresariales voy a hablarles muy fuerte: tienen que hacerse cargo de la meritocracia. Tiene que ver también con qué tipo de país queremos ser.

-O sea, hay discriminación en las empresas: “entre un negrito y un rucio, me quedo con el rucio”.


-Es una discriminación abierta, absoluta. “Me quedo con el rucio salvo que el otro sea hijo de mi amigo”. Yo creo que no es por maldad, ni porque se sientan excluyentes, sino por cierta comodidad. Es así, ha sido siempre así y hay que empezar a romperlo.

-¿Promover el fin del cuiquerío empresarial?


-Yo no me referiría como cuiquerío porque, por ejemplo, yo tuve oportunidades en ese sector y nunca me he considerado cuica. Era de familia claramente de clase media; pero claro, fui al Colegio Alemán –becada, porque mi papá no me lo podía pagar– y soy ruciecita por genes. Muchas veces me pregunto si me hubiese sido tan fácil si yo no fuera ruciecita ni hablara alemán e inglés… Este tema tiene que empezar a hablarse en la sociedad chilena y en la empresa, claramente.

Con Allamand: “bien. Es una relación... de trabajo”

-¿Se siente usted una representante de la UDI en el gobierno?

-Totalmente, pero me ha dado mucha pena ver en todos los artículos de lo diarios que ellos no me sienten como del ADN de la UDI. Es una pena que mi partido, al parecer, me sienta como a una mestiza y no una UDI químicamente pura.

-Pero se supone que Andrés Allamand y usted llegaban a reforzar la presencia de los partidos en el gobierno.


-Yo no lo siento así. En primer lugar, no veo que nosotros tengamos que estar en el comité político y no creo que vayamos a estar en forma permanente. Segundo, aunque no estés ahí, tu experiencia, las opiniones que tienes, los contactos, llegan igual a La Moneda y a los otros ministerios. No veo que sea un reforzamiento de los partidos. Somos dos ministros de más de veinte, no veo un antes y un después de nuestra llegada.

-Eugenio Tironi planteó que usted y Allamand le habían llevado el “al-ma” (haciendo un juego de palabras) que le faltaba al gobierno…

-Le agradezco a Tironi y le mando un beso, pero el alma se la da el presidente…

-¿Pero tiene usted una relación con el presidente de su partido, Juan Antonio Coloma? ¿Conversan?

-Hemos estado en período de vacaciones, así es que en marzo vamos a ver cómo está la cosa.

¿Qué espera de su partido?

-Que me sientan tan de la UDI como yo me siento.

-Usted había dicho que no era partidaria de que el presidente sacara parlamentarios para llevárselos al gobierno, sobre todo en el primer tiempo. ¿Cambió de opinión?

-Bueno, al final es una decisión suya. Y si él cree que le puedo servir más aquí que allá y me invita a ser parte del gabinete, obviamente que le voy a decir que sí. Yo no era partidaria de sacar parlamentarios. En primer lugar, porque era complicado el número: si ponías a dos desde el principio, se iban a sentir presidenciables desde el primer día. Ahí había, entonces, que diluirlo a cuatro, pero sacar cuatro parlamentarios al principio del gobierno me parecía muy complejo.

-¿Y no se cumple, en este caso, que Allamand y usted queden instalados como presidenciables?


-No, ya no. Porque hay otros ya instalados…

-Pero Allamand ha dejado clarísimo que sí quiere ser candidato y esta es la mejor vitrina. ¿No abrió el presidente la carrera por sucederlo?

-No, al contrario. Ha dicho claramente que quiere buenos ministros, no buenos candidatos.

-Pero ya están Hinzpeter, Lavín, Golborne, Allamand…


-Tenemos básicamente a Hinzpeter, Lavín y Golborne. Ellos siguen siendo los candidatos posibles.

-¿Y usted, de ninguna manera?


-No. No tengo ningún interés, y la gente que no tiene interés nunca llega.

-¿Y a Allamand le ve posibilidad? El sí que tiene interés…


-No sé, hay que ver en los próximos tres años. En este momento, no.

-¿Cómo está su relación con él?


-Bien. Es una relación…. de trabajo.

-Últimamente era pésima.

-Tuvimos muchos problemas durante la discusión del proyecto del Transantiago, pero yo puedo trabajar perfectamente con él. Claramente no hay amistad, pero en materia de trabajo no hay ningún problema.

-El último round fue cuando usted dijo que él bailaba la cumbia del picado porque Piñera no lo había nombrado canciller.


-Sí, probablemente ahora no vamos a sentir muchas críticas.

-¿Acaso lo nombraron para mantenerlo callado?


-¡No! El presidente jamás nombraría a alguien para dejarlo callado…

-¿Cree que puede ser un buen ministro de Defensa?


-Sí.

“Si fuera oposición, estaría investigando las platas con lupa”

Evelyn Matthei ya había anunciado que no pensaba en ir a la reelección senatorial. Ha sido parlamentaria durante los últimos 21 años y, simplemente, se aburrió de hacer y deshacer maletas. Dice que del Congreso le gustaban las discusiones que se daban en las distintas comisiones, a lo que se sumaba el trabajo “en terreno, donde te conectas con la realidad de la gente”. Pero no podía hacer allá lo que sí puede como ministra y que la tiene embalada: tomar decisiones. “Aquí puedo cortar el queque”, dice.

-¿Y el presidente Piñera deja tomar decisiones? Dicen que uno de los problemas del gobierno es precisamente que él quiere resolverlo todo…

-Yo he trabajado con el presidente varias veces. Cuando tengo un problema, voy a hablar con él. Pero primero estudio bien el asunto, conozco todas las alternativas y todas las cifras. Si no, no me atrevo a pedirle una reunión.

-¿Era igual en Bancard?


-Igualito. Cuando era estudiante y trabajaba con él como ayudante en un estudio en la Cepal, también era igual. Tú no vas donde él sin estar absolutamente preparada, porque te puede ir muy mal. Segundo, vas con una idea para proponerle, no a preguntarle ¿qué hago? No. Y tienes que tener claro por qué te inclinas por tal alternativa y no por otra, con los costos y beneficios de cada una. Si no llegas con una propuesta, te saca pa’ fuera y además con ignominia… (se rie). Pero, tercero, no hay una sola vez que yo haya ido donde él con un problema o una decisión que tomar y no me haya enriquecido fuertemente. La inteligencia, la cantidad que ha leído y la experiencia que ha tenido siempre es mayor. Lo otro importante que tiene el presidente es que, si bien es muy exigente con sus equipos, respalda fuertemente a cada uno de ellos.

-Pero a la ministra de Vivienda, Magdalena Matte, no la respaldó mucho al dejar a la intendenta Jacqueline Van Rysselberghe.


-La respaldó totalmente. La semana pasada anduvo como tres días con ella, cuando estaba en la mitad del problema salió con ella, etc…

-¿Pero fue una buena decisión haber dejado a la intendenta en su cargo?

-Lo que me deja muy tranquila es que nunca he visto al presidente cediendo ante presiones. No tengo la misma información que tiene él o el ministro Hinzpeter, por lo que no puedo evaluar si fue una buena o mala alternativa. Pero aquí hay varias cosas: el presidente actúa por convicción y si decidió esto, no fue por la presión de Novoa y de Coloma. Segundo, este tema era complejo por ambos lados. Navarro no sólo se refirió a las grabaciones, que eran bastante desafortunadas, sino que lo trató de convertir en un tema de delito, con lo cual si dejabas caer a la intendenta, quedaba como una delincuente ante todo el país y no se lo iba a poder sacar nunca. Y eso era injusto. Pero además estaba el tema de que si tú dejas caer a alguien por presión política, sobre todo si después las acusaciones son falsas, te toman al tiro la mano y de ahí para adelante es cosa de concentrar los ataques en una persona sabiendo que la van a sacar. Era una decisión súper compleja por los precedentes que sentaba para uno y otro lado.

-Lo preocupante es que la vara se ha puesto sólo en si es o no delito, no en si es éticamente correcto.


-Si Navarro solamente se hubiera referido al tema de la grabación, y no hubiera tenido ese elemento de acusación de delito, habría sido distinto.

-¿O sea, le salió el tiro por la culata al senador?


-El overkill de Navarro terminó por afirmar a la intendenta.

- Usted sí se quejó de que la UDI había dejado sola a la ministra…


-Magdalena pasó un súper mal rato cuando fue interpelada en el Congreso, donde hubo una agresividad y una cantidad de insultos que ella no se merece. Y no me cabe duda de que tanto ella como el subsecretario Iacobelli han hecho un esfuerzo enorme por que nadie se aproveche de las platas del terremoto para darle vivienda a gente que no está terremoteada. Entonces, para mí fue muy complejo que se pusiera en duda que ellos podían estar apoyando iniciativas políticas con platas del terremoto. Eso es gravísimo, porque además sembraba una duda sobre todo el gobierno. Si yo fuera oposición, por supuesto que estaría investigando con lupa cómo se gasta cada peso: si es para hacer política o es para la reconstrucción.

-Aquí iba directo a ocuparse en política…


-Hubo la presentación de un proyecto, éste fue devuelto por el Serviu y tengo la impresión de que nunca habría sido aprobado.

-Pero hubo la intención.

-Hubo la intención de beneficiar a un grupo de pobladores.

Fuente: Revista Capital 

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