No me diste suficientes intrucciones.
Esta es un típica excusa de las personas que están todo el tiempo tratando de encontrar la respuesta al final del libro. Los buenos empleados tiene iniciativa propia, por lo que no requieren de demasiadas instrucciones. Los buenos líderes confían en sus empleados y éstos piden instrucciones más precisas, sólo cuando es estrictamente necesario.
Esta es un típica excusa de las personas que están todo el tiempo tratando de encontrar la respuesta al final del libro. Los buenos empleados tiene iniciativa propia, por lo que no requieren de demasiadas instrucciones. Los buenos líderes confían en sus empleados y éstos piden instrucciones más precisas, sólo cuando es estrictamente necesario.
Fue culpa de otra persona.
Cuando estabas en el colegio, no fracasabas en un trabajo sólo porque te había tocado un grupo flojo. En el trabajo ocurre lo mismo; si tuviste la mala suerte de que te tocó trabajar con alguien a quien no logras impulsar para que lleve a cabo la labor que le fue asignada, hazlo por ti mismo. Los buenos empleados simplemente hacen el trabajo.
No es posible.
Muy rara vez se le encarga a un empleado algo que es imposible de hacer. Por lo que los buenos empleados no debieran recurrir a esta excusa. Muchas veces la diferencia entre lo “imposible” y lo “posible” se encuentra en un correo electrónico, una llamada telefónica o una búsqueda en Google.
Es un error común.
Algunas personas creen que errores gramaticales, de logística o de correos electrónicos, están bien por el hecho de ser comunes. Sin embargo, los mejores empleados no son “comunes”, por lo que no cometen errores “comunes”. Vale la pena pena volver a chequear las palabras y asegurarse que están bien escritas, por ejemplo. Esto te pondrá un escalón sobre el resto de las personas, en un mundo donde todos cometen errores gramaticales, deletrean mal las palabras y responden emails de forma incoherente.
Necesito tus contactos.
Muchas veces, los empleados dependen de las fuentes de sus superiores para llevar a cabo las tareas que les son asignadas. Un buen empleado es capaz de crear sus propias conexiones y redes. Uno de los sentimientos más satisfactorios para un empleador es ver que sus subordinados forman relaciones adicionales a las suyas, que pueden ayudar a la compañía.
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