La apertura de Chile al mundo está obligando que el país deba adaptarse en todos los sentidos. La contabilidad no deja de estar ajena a estos cambios, por lo que, y a partir del 1 de enero de 2013, los registros contables de las empresas deberán cambiar y someterse a las reglas internacionales.
Con el fin de entender de qué se trata este cambio, Emol conversó con Luis Landa, socio principal de RSM Chile Auditores, quien explicó en qué consiste esta adaptación de la norma.
¿Por qué en Chile debe cambiarse la contabilidad?
“Chile debe manejar su información con el mismo estándar internacional y a eso se comprometió frente a la OCDE y al Banco Mundial a adoptarla con las IFRS –International Financial Reporting Standards–, que en español son las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF). Esto ya partió con las compañías que hoy están en la bolsa y el resto de las compañías también deben adherirse, sean grandes o chicas, aquí no hay opción, deben adoptar la norma a contar del 1 de enero de 2013″.
¿Cuáles son las principales características de estas normas?
“Incluyen un mayor nivel de revelación de lo que le pasa a una empresa. En algunos casos, uno como empresario se siente prácticamente desnudo por la cantidad de información que debe revelar. Adicionalmente a esto, y lo que llevó a cambiar los PCGA chilenos –Principios contables generalmente aceptados, modalidad contable usada en Chile–, es que se acerca bastante más al valor de mercado o el valor económico que tiene una compañía.
La contabilidad como la llevamos hoy tiene una orientación a los valores de costo y a lo más le hemos aplicado algo de inflación. Sin embargo, estas nuevas normas dicen que eso no está bien, el valor de lo que tiene una compañía debe ser ‘el valor justo’, o sea el precio que dos partes, justamente informadas, están dispuestas a pagar por una transacción”.
¿Tienen punto negativo las IFRS?
“Sí, porque entrega una parte no menor a la subjetividad. Por ejemplo, las IFRS aceptan la tasación. Si bien esta acción es tangible, la tasación lleva una parte importante del juicio de quien la está realizando. A diferencia de esto, está el precio de costo que es perfectamente demostrable.
La subjetividad nos va a afectar. Hoy, la valorización de muchos activos se hace por medio de tasaciones, lo que abre un frente débil que afecta la confiabilidad de la información y se podrían generar escenarios de fraude”.
¿Cómo es el diseño de las IFRS?
“Las IFRS están diseñadas para dos tipos de empresas: las grandes compañías y las Pymes. Las grandes, deben usar las ‘Full IFRS’ y la versión más económica es la ‘IFRS para Pymes’. Las diferencias es que la primera requiere mucha cantidad de información a entregar en notas explicativas y da más opciones en la forma de valorar ciertas partidas, al contrario de la versión para Pymes, que solo acepta valores y costos históricos de los activos, por ejemplo”.
¿Cuál será la inversión que deben hacer las empresas para cambiarse a este tipo de contabilidad?
“Habrá que hacer inversiones en la parte de conocimiento, consultoría y en tecnología. En cuanto a lo primero, los contadores chilenos no están preparados para aplicar la ‘Full IFRS’ porque les faltan muchos conocimientos técnicos y la parte financiera que exigen estas normas.
En la tecnología también tenemos un problema: la corrección monetaria. Tratar de explicarla en otra parte del mundo es casi imposible porque no es inflación, es algo más que eso. Si bien en las IFRS esto no existe, la ley de la renta hace obligatorio mantenerla. Entonces, la inversión en tecnología debe responder a las IFRS, pero adaptarse a la corrección monetaria, claro que si se derogara la ley de la renta, los empresarios no tendrían que invertir tanto, ni adaptar los software”.
¿Cómo va el proceso de adaptación? ¿Se está viendo una tendencia al cambio?
“Bueno, estamos en Chile (ríe). Esto parte el 1 de enero de 2013 y el balance se hace al 31 de diciembre, en este caso, de 2013, o sea, recién se los exigirán en abril o mayo de 2014″.
¿O sea el 2013 sería una marcha blanca?
“No debería serlo, porque la información, como lo pide IFRS, debe ser comparativa: 2013 comparado con 2012 en la misma base”.
En relación a tiempo y dinero, ¿cuánto demorará realmente la implementación?
“Las empresas grandes ya tienen resuelto el tema, ahora las que importan son las Pymes, ellas tendrán que invertir desde 100 hasta 5.000 UF en asesorías. Además, el software puede costar desde $ 5 millones hasta $150 millones y el tiempo va entre los 6 y 18 meses”.
¿Y alguien va a subvencionar este costo?
“Corfo debería tener una línea especial de financiamiento para que las empresas se muevan a usar IFRS”.
Fuente: El Mercurio