"El INE tuvo que certificarse para poder cumplir con los estándares requeridos en materia de metodología, periodicidad y calidad de las estadísticas, Eso es un importante logro en la modernización del Estado", afirmó Karen Poniachik, Representante del Gobierno de Chile ante la OCDE a revista Poder y Negocios.
Fueron dos años de intenso trabajo los que demoró Chile en concretar su ingreso a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Dos años en que, quizás sin mucha notoriedad, las instituciones chilenas estuvieron bajo la atenta mirada de esta organización. Esto implicó una revisión completa y exhaustiva de todas las leyes, institucionalidad y programas, en todas las áreas de las políticas públicas. Un trabajo que se hizo de manera rápida y eficaz. Tanto así, que Chile fue el primero, de los cinco países invitados por la OCDE en 2007, en completar todos los requisitos para su incorporación. Estonia, Eslovenia, Rusia e Israel fueron los otros convocados y se espera que durante el primer semestre del próximo año, los dos primeros terminen sus respectivos procesos. “Hubo un complejo trabajo de coordinación entre los distintos entes del Estado, que participamos en todo; ministerios, superintendencias, servicios públicos y el Banco Central. Hay que aplaudir el trabajo, entusiasmo y profesionalismo de todos los que participaron del proceso”, comenta orgullosa Karen Poniachik, la representante del Gobierno de Chile ante la OCDE.
¿Esperaban tanta celeridad en este paso que da Chile?
Trabajamos muy duro para completar los requisitos y exigencias establecidos por los países miembros en la llamada “Hoja de Ruta” que nos entregaron a comienzos de 2008. Nos lucimos en los más de 30 exámenes que rendimos ante los distintos comités de la OCDE y así lo han hecho saber tanto la Secretaría General como los países miembros. Todos están muy entusiasmados con el ingreso de Chile.
¿Qué gana la OCDE con la entrada de Chile?
Los otros 30 países miembros nos alentaron mucho porque quieren que Chile participe, a la par con ellos, en la discusión sobre las mejores prácticas y estándares en materia de políticas públicas. Quieren que compartamos con ellos nuestras experiencias y prácticas exitosas en materias como supervisión y regulación bancarias, política fiscal contracíclica, reforma al sistema de pensiones.
¿Qué significa en términos prácticos este ingreso a la OCDE?
Es un gran logro en dos ámbitos. Por una parte, representa un hito más en materia de política exterior que contribuirá a que Chile se consolide como actor relevante en el diseño de políticas de alcance global. Pero más importante que eso, el ingreso a la OCDE nos ha obligado a evaluar y mejorar la calidad de nuestras leyes, procedimientos y estadísticas para poder alcanzar los más altos estándares internacionales en diversos ámbitos de nuestras políticas públicas. Es un gran paso en materia de modernización del Estado y, desde ese punto de vista, ganamos todos los chilenos. Nuestras leyes, nuestra institucionalidad, programas, presupuestos y estadísticas van a estar siendo constantemente evaluados. Eso va a dejar de manifiesto nuestras fortalezas, pero también nuestras debilidades, lo que nos va a permitir focalizar los esfuerzos y prioridades en las áreas en las que enfrentamos más desafíos.
¿Cuáles fueron las principales dificultades que se le presentaron a Chile para ingresar a este grupo?
Completamos las exigencias y requisitos en dos años, entre los cuales se incluyeron la respuesta a decenas de cuestionarios especializados, visita de más de 30 misiones de expertos, exámenes ante los distintos comités y evaluaciones exhaustivas. Pero lo más complejo fue lograr la aprobación de cuatro proyectos de ley claves: gobierno corporativo de Codelco, gobierno corporativo de empresas privadas, responsabilidad penal de las empresas que incurren en actos de cohecho y el intercambio de información bancaria para fines tributarios. Estos se lograron aprobar en un tiempo récord gracias a que hubo gran consenso entre el Ejecutivo y el Congreso, así como entre el gobierno y la oposición, respecto de los beneficios que tiene para Chile ser miembro de la OCDE.
¿Cuáles son los efectos en el corto y mediano plazo que se presentan para Chile?
A diferencia de los Tratados de Libre Comercio, que al entrar en vigencia conllevan un impacto directo en los consumidores y exportadores, los beneficios de ingresar a la OCDE se percibirán en el mediano y largo plazo. En el ámbito de las inversiones, esperamos recibir importantes influjos de tecnologías ambientales. En el marco de nuestros compromisos, tenemos que implementar programas de tratamientos de residuos y químicos. También hay fondos de inversión que solamente pueden incursionar en países que integren la OCDE, así es que esperamos que ahora inviertan en Chile. Pero lo más beneficioso es que vamos a estar constantemente evaluados y monitoreados. Eso nos obliga a trabajar más y mejor.
Cuando tuvieron que exponer nuestras fortalezas y debilidades, ¿cuáles eran nuestros principales puntos débiles?
Más que debilidades, había deudas pendientes en algunas áreas fundamentales, como los gobiernos corporativos. Sin lugar a dudas, Chile ha ganado con la aprobación de esos proyectos de ley. Ahora falta que el próximo gobierno se aboque a tramitar y aprobar exitosamente los proyectos para modernizar el gobierno corporativo de las otras empresas del Estado. También estábamos en deuda en el ámbito de información tributaria. Estuvimos a punto de aparecer en una lista negra elaborada por el G20, que hoy exige más transparencia en el manejo de información bancaria.
¿Qué se espera de Chile en el futuro de parte de los países de la OCDE?
Chile, y así lo ha detectado la OCDE, tiene importantes desafíos en materias educacionales y sociales. Somos el país con la peor distribución del ingreso en este grupo. También tenemos que mejorar en lo que respecta a la incorporación de la mujer en el mercado laboral, la descentralización y la innovación. Todo esto queda de manifiesto en las evaluaciones que nos hizo la OCDE. Desde ahora, nos vamos a empezar a comparar, en todo ámbito, con los países de la OCDE. Nos van a medir con una vara más alta. Por ejemplo, el INE tuvo que certificarse para poder cumplir con los estándares requeridos en materia de metodología, periodicidad y calidad de las estadísticas. Eso es un importante logro en la modernización del Estado.
El tema de la redistribución del ingreso es algo que hace tiempo está en discusión en el país sin lograr avances sustantivos. ¿Hay políticas concretas de la OCDE respecto de este tema?
La OCDE tiene dos tipos de instrumentos. Las exigencias y las sugerencias de mejores prácticas. En el ámbito de las políticas, sociales hay sugerencias de mejores prácticas y están recogidas en las distintas publicaciones sobre Chile. La última es el informe sobre política macroeconómica. Lo importante es analizar estas sugerencias, debatirlas y decidir si se deben aplicar o no en el país. Por ejemplo, el estudio que se hizo sobre innovación, hace unos años, sirvió de base para implementar nuestra actual política de innovación y emprendimiento. El informe sobre medioambiente sirvió para diseñar la nueva legislación e institucionalidad ambiental. Esperamos que todos estos estudios sirvan para proponer e implementar buenas políticas en todas las materias.
Entrevista a publicada por Revista Poder & Negocios, diciembre de 2009