El sistema financiero y su apoyo a la reconstrucción
El año pasado, producto de la crisis financiera mundial, el gobierno de la época preparó una serie de medidas extraordinarias con el fin de fomentar el consumo y de aminorar los efectos de la recesión en la economía chilena. Una de las medidas más aplaudidas fue la disminución transitoria a cero del Impuesto de Timbres y Estampillas durante el 2009, y su posterior introducción paulatina a partir del 2010. Esta medida permitió a las personas y a las empresas obtener préstamos sin el costo asociado a dicho impuesto, lo cual favoreció en gran medida para que la crisis no impactara tan agresivamente a nuestra economía como en el caso de otros países.
Ante la catástrofe natural ocurrida el 27 de febrero, un número considerable de empresas y personas han sufrido daños estructurales de consideración en sus compañías y hogares, afectando cuantiosamente su situación financiera. Debido a esto, el nuevo gobierno ha tenido que adecuar toda su planificación inicial para paliar los efectos sociales que ha provocado el terremoto.
Sin lugar a dudas, el desastre natural ocurrido tendrá un impacto económico negativo en nuestro país tal como lo tuvo la última crisis financiera. Debido a esto, nuestro nuevo gobierno deberá tomar todas las medidas posibles para atenuar las numerosas pérdidas mediante incentivos que fomenten la reconstrucción.
En este sentido, pareciera ser lógico volver a disminuir transitoriamente la tasa del Impuesto de Timbres y Estampillas a cero, con el fin de que el sistema financiero y crediticio de un fuerte impulso a la reconstrucción del país sin tener que soportar el costo asociado de este impuesto.
Una vez que los efectos económicos negativos del terremoto y tsunami empiecen a revertirse, se podrá discutir la necesidad de mantener el Impuesto de Timbres y Estampillas o derogarlo definitivamente.
En todo caso, si el gobierno finalmente no opta por esta vía, tanto las personas como las empresas, pueden revisar otras opciones de financiamiento no gravadas con este impuesto.
Ante la catástrofe natural ocurrida el 27 de febrero, un número considerable de empresas y personas han sufrido daños estructurales de consideración en sus compañías y hogares, afectando cuantiosamente su situación financiera. Debido a esto, el nuevo gobierno ha tenido que adecuar toda su planificación inicial para paliar los efectos sociales que ha provocado el terremoto.
Sin lugar a dudas, el desastre natural ocurrido tendrá un impacto económico negativo en nuestro país tal como lo tuvo la última crisis financiera. Debido a esto, nuestro nuevo gobierno deberá tomar todas las medidas posibles para atenuar las numerosas pérdidas mediante incentivos que fomenten la reconstrucción.
En este sentido, pareciera ser lógico volver a disminuir transitoriamente la tasa del Impuesto de Timbres y Estampillas a cero, con el fin de que el sistema financiero y crediticio de un fuerte impulso a la reconstrucción del país sin tener que soportar el costo asociado de este impuesto.
Una vez que los efectos económicos negativos del terremoto y tsunami empiecen a revertirse, se podrá discutir la necesidad de mantener el Impuesto de Timbres y Estampillas o derogarlo definitivamente.
En todo caso, si el gobierno finalmente no opta por esta vía, tanto las personas como las empresas, pueden revisar otras opciones de financiamiento no gravadas con este impuesto.
Fuente: Deloitte