¿Qué puede hacer una empresa como Adobe cuando Steve Jobs le desea publicamente la muerte a uno de sus programas estrellas? Nada menos que adaptarse para no sucumbir. Por Federico Willoughby Olivos.
En abril del año pasado, Steve Jobs sorprendió al mundo con una carta abierta en la que reconocía que tanto Apple como Adobe habían crecido de la mano: durante muchos años, en efecto, la compañía de la manzana tuvo un 20% de Adobe, mientras que la suite Adobe Creative (que incluye Photoshop, InDesign, Illustrator) es una de las más populares entre los usuarios de Mac. Pero, pese a esa alianza, Jobs no pensaba dejar que sus productos portátiles (iPad, iPhone) pudieran cargar páginas y aplicaciones diseñadas en Flash.
La situación, según varios analistas, tenía que ver con que Apple quería proteger el mercado de las aplicaciones y evitar inundarse con productos diseñados por Flash, un formato que no controla. En la carta, Jobs se defendía diciendo que no iba a dejar que un código no abierto (Flash es una licencia que se paga a Adobe) se impusiera en un ecosistema como Internet, donde hay suficientes programas libres como para no estar dependiendo de una empresa en particular. Además señaló que el programa era poco práctico para los móviles porque consumía mucha batería y que, además, el estándar para los años que vienen tenía que ser el HTML 5. Por todas esas razones el tiempo de Flash “se había acabado”. Pues bien, la gente de Adobe no se tomó muy bien los comentarios de Jobs, aunque siguió trabajando. Actualmente, Flash no sólo goza de una excelente salud sino que acaba de lanzar dos betas que pondrán en entredicho al CEO de Apple. La primera aplicación es Edge, un programa que hace lo mismo que Flash pero en HTML5, cosa que le permite sortear el veto tecnológico de Jobs. La segunda es Mu, una aplicación hecha para convertir el desarrollo de páginas web en algo tan fácil como imprimir un documento. Si bien todavía falta tiempo para el lanzamiento de las versiones definitivas, lo que se ve hasta ahora es bastante bueno (ambos programas están disponibles en adobe.com). Lo importante es entender que si bien Edge parece ser una delicia, no significa el fin de Flash, sino una manera de ofrecer un mejor producto en un mercado floreciente. Y, por qué no: una forma de llevarle la contra al todopoderoso Steve Jobs.
Fuente: Capital