Muchas veces cuando decimos lo que pensamos, sentimos que nuestro mensaje no está siendo recibido de la forma esperada. En algunas ocasiones podemos dar la impresión de pasividad y en otras, podemos ser percibidos como demasiado agresivos. En cualquiera de los dos escenarios, no cumplimos con el objetivo planeado ni estamos logrando generar el impacto deseado. Parece ser que expresar nuestras opiniones con claridad, en forma concisa y efectiva ante los demás es más difícil de lo que pensamos.
Existen muchas definiciones de asertividad, sin embargo, se observa acuerdo en considerarla como un componente importante de la Inteligencia Emocional. Vamos a entender que la asertividad es aquella habilidad que nos permite saber cuándo, cómo, dónde y por qué responder a una determinada situación.
Si nuestro objetivo es ser más eficaces en nuestro trabajo, debemos tener claro que nuestras competencias técnicas, por sí solas, no son suficientes. Existen diversas habilidades a considerar, no obstante, la asertividad es una habilidad prioritaria, muy valorada en el mundo laboral y definitivamente nos entrega una ventaja comparativa sobre otros. Cuando vemos a una persona que habla con tranquilidad y confianza, capaz de transmitir sus dudas o formular planteamientos con precisión, capaz de respetar y de escuchar otras opiniones, eso es asertividad.
Entendiendo la importancia de las habilidades comunicacionales, podemos preguntarnos cómo se observa en la práctica y qué sucede cuando no somos asertivos.
Si no escuchamos opiniones diferentes a la propia, si usamos la autoridad como argumento, si no compartimos información, o cuando no generamos instancias de discusión o debate en un ambiente de confianza, entonces, no sólo demostramos un menor manejo interpersonal sino que generamos conflictos en forma innecesaria.
No ser asertivos puede tener un impacto a diferentes niveles y en variados ámbitos. Específicamente, tendrá un impacto en la percepción que los demás tienen de nosotros. En este caso, podemos, por ejemplo, no ser reconocidos como esperamos o podemos generar menor confianza de la deseada, ya sea frente a nuestros colaboradores, pares, clientes o superiores.
Ignorar el alcance o las repercusiones de nuestra conducta o de nuestro estilo comunicacional, puede dar paso a la generación de un mal clima laboral y/o a una gestión menos eficiente con las implicancias que esto conlleva.
¿Por qué parece ser tan complejo mostrar un comportamiento asertivo? La complejidad radica en su relación con nuestro estilo de personalidad, con el nivel de análisis que realizamos de las situaciones que enfrentamos, con el cómo evaluamos la adecuación o no de decir lo que pensamos y con nuestra capacidad para visualizar y considerar el impacto (por contenido y forma) de nuestras opiniones en las demás personas. Debemos preguntarnos si es adecuado en este momento en particular plantear determinado tema; cuál es el objetivo de presentarlo; debemos evaluar cuál es la mejor forma de abordarlo, considerando el contexto y los interlocutores involucrados.
Mejorar nuestras habilidades comunicacionales facilitará el trabajo al interior de los equipos; impactará positivamente nuestro estilo de liderazgo; la calidad de los vínculos interpersonales, así como en la imagen y validación de nuestra gestión.
Cuando somos asertivos, los demás lo perciben, logramos una sensación de mayor control de nosotros mismos; de mayor satisfacción con uno mismo y con los demás, probablemente nos acercamos más a los objetivos y las relaciones interpersonales mejoran.
La asertividad es un estilo de comunicación inteligente por lo cual me parece interesante evaluar las ventajas de incorporar el entrenamiento asertivo como parte de nuestro sistema de formación continua. Recordemos que la asertividad hoy en día se ha transformado en una habilidad prioritaria en el mundo laboral y trabajar en su desarrollo representa un aporte hacia la organización.
Existen muchas definiciones de asertividad, sin embargo, se observa acuerdo en considerarla como un componente importante de la Inteligencia Emocional. Vamos a entender que la asertividad es aquella habilidad que nos permite saber cuándo, cómo, dónde y por qué responder a una determinada situación.
Si nuestro objetivo es ser más eficaces en nuestro trabajo, debemos tener claro que nuestras competencias técnicas, por sí solas, no son suficientes. Existen diversas habilidades a considerar, no obstante, la asertividad es una habilidad prioritaria, muy valorada en el mundo laboral y definitivamente nos entrega una ventaja comparativa sobre otros. Cuando vemos a una persona que habla con tranquilidad y confianza, capaz de transmitir sus dudas o formular planteamientos con precisión, capaz de respetar y de escuchar otras opiniones, eso es asertividad.
Entendiendo la importancia de las habilidades comunicacionales, podemos preguntarnos cómo se observa en la práctica y qué sucede cuando no somos asertivos.
Si no escuchamos opiniones diferentes a la propia, si usamos la autoridad como argumento, si no compartimos información, o cuando no generamos instancias de discusión o debate en un ambiente de confianza, entonces, no sólo demostramos un menor manejo interpersonal sino que generamos conflictos en forma innecesaria.
No ser asertivos puede tener un impacto a diferentes niveles y en variados ámbitos. Específicamente, tendrá un impacto en la percepción que los demás tienen de nosotros. En este caso, podemos, por ejemplo, no ser reconocidos como esperamos o podemos generar menor confianza de la deseada, ya sea frente a nuestros colaboradores, pares, clientes o superiores.
Ignorar el alcance o las repercusiones de nuestra conducta o de nuestro estilo comunicacional, puede dar paso a la generación de un mal clima laboral y/o a una gestión menos eficiente con las implicancias que esto conlleva.
¿Por qué parece ser tan complejo mostrar un comportamiento asertivo? La complejidad radica en su relación con nuestro estilo de personalidad, con el nivel de análisis que realizamos de las situaciones que enfrentamos, con el cómo evaluamos la adecuación o no de decir lo que pensamos y con nuestra capacidad para visualizar y considerar el impacto (por contenido y forma) de nuestras opiniones en las demás personas. Debemos preguntarnos si es adecuado en este momento en particular plantear determinado tema; cuál es el objetivo de presentarlo; debemos evaluar cuál es la mejor forma de abordarlo, considerando el contexto y los interlocutores involucrados.
Mejorar nuestras habilidades comunicacionales facilitará el trabajo al interior de los equipos; impactará positivamente nuestro estilo de liderazgo; la calidad de los vínculos interpersonales, así como en la imagen y validación de nuestra gestión.
Cuando somos asertivos, los demás lo perciben, logramos una sensación de mayor control de nosotros mismos; de mayor satisfacción con uno mismo y con los demás, probablemente nos acercamos más a los objetivos y las relaciones interpersonales mejoran.
La asertividad es un estilo de comunicación inteligente por lo cual me parece interesante evaluar las ventajas de incorporar el entrenamiento asertivo como parte de nuestro sistema de formación continua. Recordemos que la asertividad hoy en día se ha transformado en una habilidad prioritaria en el mundo laboral y trabajar en su desarrollo representa un aporte hacia la organización.
Fuente: Deloitte