Familias que pertenecen al grupo chileno Solari, dueño de Falabella, están montando nuevas inversiones en Colombia. Energía, reforestación y minería, en la mira.
A mediados de enero, en el Club el Nogal en Bogotá, se firmaron los contratos de uno de los más importantes negocios de principios de año: el suministro de equipos y la construcción de la segunda unidad de Termotasajero –una planta de generación térmica ubicada en Norte de Santander– cuya inversión asciende a US$300 millones y que realizará la multinacional Hyundai.
Más allá de la inversión, sorprende quién está detrás de esta movida. Se trata de uno de los grupos más fuertes de Chile: el Grupo Solari.
Sin duda, el activo más emblemático, de mayor visibilidad y que reúne a los Solari en la región es Falabella-Sodimac, compañía listada en la Bolsa de Santiago y cuya capitalización bursátil se acerca a los US$22.000 millones. Según cálculos de la analista LarrainVial, la familia Solari tiene 65% de este conglomerado de retail, en donde también participa la familia Del Río –con 20%– y los fondos de pensiones.
Sin embargo, como explica un banquero de inversión chileno, si bien Falabella es pública, el Grupo Solari no lo es, por lo que ‘mapearlo’ resulta muy complejo pues sus familias cuentan con muchos otros negocios.
Este grupo está compuesto por cinco familias, cada una de las cuales tiene distintos fondos de inversión –family office– con presencia en portafolios diversificados y con activos representados en sectores tan distintos como el de empresas sanitarias, reforestación y hasta de minería, aerolíneas y transporte, entre otros.
Quienes han mirado con especial atención el mercado colombiano son dos de estas familias. Se trata de los Solari Donaggio –cuya cabeza es Reinaldo Solari y cuyos miembros manejan sus inversiones a través del fondo Megeve– y los Cortés Solari –que dirige Juan Carlos Cortés Solari y operan bajo Inversiones Corso–.
Con energía
En 2007, cuando la atención se la llevaba la llegada de Falabella, los Solari Donaggio y los Cortés Solari decidieron invertir en Termotasajero –el principal activo de la matriz Colgener–, una planta de generación térmica cuya capacidad es de 155 megavatios. 54% pertenece a estas familias –dividido en partes iguales–, mientras que el 46% restante está en manos del fondo de capital privado CP-Val (conformado por Porvenir, Protección, Skandia y Colfondos) y Correval.
El negocio que se acaba de firmar es producto de la subasta de proyectos de energía que adjudicó la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg) a finales de diciembre pasado. Se trata de Termotasajero II, con lo cual la termoeléctrica duplicará su capacidad. Es el primero de los proyectos adjudicados en este reciente proceso que ya firmó contratos para su construcción.
Según Nicolás Bañados, directivo del fondo de inversión Megeve, que maneja inversiones de la familia Solari Donaggio, la financiación saldrá de una mezcla de estrategias: “recursos propios de la empresa, dividendos que los accionistas van a sacrificar, un aumento de capital que harán, sumado a un financiamiento local y en el exterior”.
La apuesta no termina aquí y quieren profundizar sus inversiones en energía. Para ello, quieren complementar su oferta –hoy exclusivamente térmica a carbón– con proyectos de pequeñas y medianas centrales hidroeléctricas de entre 20 y 100 megavatios instalados, y ya tienen al menos cuatro proyectos en distintas etapas de avance. “En ese momento, dentro de unos tres años, esperamos salir a bolsa para financiar estas centrales”, agrega Bañados.
La otra gran apuesta de la familia Solari Donaggio en Colombia es la reforestación. Es dueña de la Reforestadora del Sinú, en Córdoba, y el proyecto plantea llegar a 40.000 hectáreas. Hoy tiene cerca de 8.000 hectáreas y la inversión total ascendería a los US$100 millones. No obstante, representantes de la familia aseguran que para desarrollar este negocio es necesario superar algunas restricciones en términos de regulación para la compra de tierras. Además, dada su experiencia en la explotación de cobre y oro, están mirando con interés el sector minero en Colombia.
Por su parte Álvaro Bofill, representante de Inversiones Corso –de la familia Cortés Solari– advierte que, por el momento, esta es la inversión prioritaria de la familia, además de Falabella. “Estamos permanentemente analizando oportunidades en Colombia, en otros negocios donde Corso se mueve, como por ejemplo inmobiliario y agroindustria”, dice.
El apetito de los chilenos por el mercado colombiano es cada vez mayor. Un país que casi triplica su población, con una economía en crecimiento y mayor capacidad adquisitiva hace cada vez más seductora esta plaza.