La consultora utiliza siete principios para calificar a los países mineros.
A escala mundial, Rusia, Bolivia y la República Democrática del Congo son las tres naciones menos convenientes para las inversiones mineras, según una evaluación realizada por la consultora internacional Behre Dolbear (BD) sobre el riesgo de negocios en países mineros.
Anualmente, desde 1999, esta organización ha compilado la valoración de los riesgos políticos de los principales participantes en la industria minera mundial.
La calificación, según la consultora, indica una correlación positiva entre el crecimiento de la riqueza de una nación y la prosperidad de su industria minera sólo cuando un país reconoce la necesidad de adaptarse y reestructurar la política de desarrollo del potencial económico.
“Si bien nuestra perspectiva se considera a menudo provocadora, nuestra intención es poner de relieve las políticas y condiciones de los países para los negocios, la promoción y el crecimiento de la inversión en el sector minero”, señala el documento.
El estudio de BD se concentra en 25 países a escala mundial. En la investigación, Bolivia ocupa el penúltimo lugar, solamente por delante de Rusia.
La empresa desarrolla el análisis de inversión sobre la base de siete criterios: los sistemas económico y político de los países, el grado de los problemas sociales que afectan a la minería, los retrasos en la recepción por problemas burocráticos y de otra índole, el grado de corrupción, la estabilidad de la moneda y la competitividad de la política fiscal de las naciones.
“Cada criterio se califica en una escala cualitativa de 1 (peor) a 10 (mejor) que refleja las condiciones que promueven el crecimiento de la inversión en el sector minero. En consecuencia, la puntuación máxima posible para un país es de 70 puntos”.
Puntaje obtenido por bolivia. Bolivia logró este año 17 puntos, resultado similar al de 2011 pero inferior al de 2010, cuando sumó 18 puntos.
De acuerdo con las evaluaciones efectuadas, uno de los factores preponderantes es la seguridad en la tenencia del yacimiento, es decir, la seguridad que hay en la concesión minera de una empresa sobre la base de la ley minera de un país, tomando en cuenta los procesos de nacionalización que se dieron durante su historia.
Según el documento, a veces el trabajo minero se complica por las “buenas” intenciones de las partes interesadas, incluidos los funcionarios federales y locales, pueblos indígenas, o las organizaciones no gubernamentales que defienden geografías, costumbres ancestrales, culturales o ambientales, además de las afirmaciones sobre la tierra, el agua, infraestructura o de otros recursos económicos, que obstaculizan los proyectos mineros.
“La posición de los países clasificados que se mantienen en el ránking de la parte inferior de este año se debe a los sistemas políticos de Rusia y Bolivia”.
Los temas sociales continúan como uno de los mayores factores de riesgo que influyen en el desarrollo de proyectos mineros en todo el mundo. Las consignas de la industria minera se han convertido en el “desarrollo sostenible”, “derechos indígenas” y “licencia social”.
La mayoría de los países cuenta con regulaciones ambientales similares, como mínimo, a las normas establecidas por el Banco Mundial. La cuestión abordada no es la fuerza de las regulaciones, pero la duración total de la obtención de permisos y la corrupción por parte de los burócratas de los países más pobres son determinantes.
Los países en los que definitivamente no se puede invertir, según el informe, son Rusia y Bolivia. Pero la que más ha caído en calificación en los últimos años es China: cuatro puestos desde 2010, por, principalmente, restricciones y corrupción.
Tres son los países que gozan de mayor credibilidad para las inversiones mineras: Australia, Canadá y Chile.
Fuente: LaPrensa
A escala mundial, Rusia, Bolivia y la República Democrática del Congo son las tres naciones menos convenientes para las inversiones mineras, según una evaluación realizada por la consultora internacional Behre Dolbear (BD) sobre el riesgo de negocios en países mineros.
Anualmente, desde 1999, esta organización ha compilado la valoración de los riesgos políticos de los principales participantes en la industria minera mundial.
La calificación, según la consultora, indica una correlación positiva entre el crecimiento de la riqueza de una nación y la prosperidad de su industria minera sólo cuando un país reconoce la necesidad de adaptarse y reestructurar la política de desarrollo del potencial económico.
“Si bien nuestra perspectiva se considera a menudo provocadora, nuestra intención es poner de relieve las políticas y condiciones de los países para los negocios, la promoción y el crecimiento de la inversión en el sector minero”, señala el documento.
El estudio de BD se concentra en 25 países a escala mundial. En la investigación, Bolivia ocupa el penúltimo lugar, solamente por delante de Rusia.
La empresa desarrolla el análisis de inversión sobre la base de siete criterios: los sistemas económico y político de los países, el grado de los problemas sociales que afectan a la minería, los retrasos en la recepción por problemas burocráticos y de otra índole, el grado de corrupción, la estabilidad de la moneda y la competitividad de la política fiscal de las naciones.
“Cada criterio se califica en una escala cualitativa de 1 (peor) a 10 (mejor) que refleja las condiciones que promueven el crecimiento de la inversión en el sector minero. En consecuencia, la puntuación máxima posible para un país es de 70 puntos”.
Puntaje obtenido por bolivia. Bolivia logró este año 17 puntos, resultado similar al de 2011 pero inferior al de 2010, cuando sumó 18 puntos.
De acuerdo con las evaluaciones efectuadas, uno de los factores preponderantes es la seguridad en la tenencia del yacimiento, es decir, la seguridad que hay en la concesión minera de una empresa sobre la base de la ley minera de un país, tomando en cuenta los procesos de nacionalización que se dieron durante su historia.
Según el documento, a veces el trabajo minero se complica por las “buenas” intenciones de las partes interesadas, incluidos los funcionarios federales y locales, pueblos indígenas, o las organizaciones no gubernamentales que defienden geografías, costumbres ancestrales, culturales o ambientales, además de las afirmaciones sobre la tierra, el agua, infraestructura o de otros recursos económicos, que obstaculizan los proyectos mineros.
“La posición de los países clasificados que se mantienen en el ránking de la parte inferior de este año se debe a los sistemas políticos de Rusia y Bolivia”.
Los temas sociales continúan como uno de los mayores factores de riesgo que influyen en el desarrollo de proyectos mineros en todo el mundo. Las consignas de la industria minera se han convertido en el “desarrollo sostenible”, “derechos indígenas” y “licencia social”.
La mayoría de los países cuenta con regulaciones ambientales similares, como mínimo, a las normas establecidas por el Banco Mundial. La cuestión abordada no es la fuerza de las regulaciones, pero la duración total de la obtención de permisos y la corrupción por parte de los burócratas de los países más pobres son determinantes.
Los países en los que definitivamente no se puede invertir, según el informe, son Rusia y Bolivia. Pero la que más ha caído en calificación en los últimos años es China: cuatro puestos desde 2010, por, principalmente, restricciones y corrupción.
Tres son los países que gozan de mayor credibilidad para las inversiones mineras: Australia, Canadá y Chile.
Fuente: LaPrensa