La Cámara de Diputados de la Nación aprobó anoche el proyecto de ley de blanqueo de capitales, que buscará captar unos 5.000 millones de dólares no declarados ante el fisco, con el objetivo de reactivar el mercado inmobiliario, afectado seriamente por la imposibilidad de comprar dólares.
Unos 130 votos positivos del kirchnerismo y sus aliados permitieron aprobar la norma. Hubo 84 votos negativos, de la oposición, que repudió el blanqueo y lo consideró no ético. Antes, había sido modificada por el Senado.
Uno de los que se opuso fue el ex ministro de Economía, Roberto Lavagna, quien afirmó que el "el tema (del blanqueo de capitales), en la Argentina, aparece recurrentemente. Hay que tener el coraje de decir no", manifestó, al considerar que la ley es "una manera de burlarse del buen contribuyente y de abrirle la puerta a los dineros ligados al narcotráfico y trata de personas".
La iniciativa abre la posibilidad a blanquear dólares u otras divisas a través de la adquisición de tres tipos de bonos: el Bono Argentino de Ahorro para el Desarrollo (BAADE) y el Pagaré de Ahorro para el Desarrollo Económico (PADE), destinados a financiar YPF y otros desarrollos energéticos; y el Certificado de Inversiones Inmobiliarias (CEDIN).
El CEDIN busca incorporar dólares negros al sistema, que serán 100% resguardados por el Banco Central y no devengará intereses. Quien introduzca los dólares podrá utilizar los certificados para la compra venta de propiedades. El vendedor de la propiedad, luego podrá retirar el dinero demostrando haber realizado una operación inmobiliaria. Asimismo, estos certificados podrán comercializarse en el mercado de capitales.
De esta manera, el Gobierno busca reactivar el mercado inmobiliario, que viene en caída libre desde hace poco más un año, cuando se prohibió la compra-venta de dólares para ahorro. En la provincia de Buenos Aires, el mercado se desplomó en marzo un 25,6% en comparación con 2012, y acumuló de esta manera 12 meses ininterrumpidos de caídas interanuales, según el Colegio de Escribanos. En la Ciudad de Buenos Aires la caída fue aún superior, cercana al 30% interanual.