Tanto Brasil como México publicaron la inflación del PIC de mediados de mayo esta semana, y si bien los datos brasileños supusieron una ligera sorpresa a la baja y los mejicanos una ligera sorpresa al alza, las consecuencias para el futuro cercano son las inversas.
México lleva experimentando una subida de la inflación desde mayo 2012, a causa de los precios de los alimentos.
En Brasil, los datos del IPCA-15 del mes de mayo fueron más bajos de lo esperado, provocando un descenso de la inflación anual con respecto a abril, pero la inflación subyacente y de los servicios continuó mostrando una presión sostenida sobre la demanda y muy pocos signos de relajación. Aunque esperamos que la inflación general en ambos países alcance su techo en el segundo trimestre (probablemente ya lo haya hecho en Méjico) para después desacelerarse en el segundo semestre, el proceso de ajuste, las estructuras subyacentes y el punto de finalización parecen mucho mejores en México. En Brasil, el IPC general se situará alrededor del 6,3% interanual y volverá a rozar el límite superior de la banda del 6,5% fijada por el BCB en el segundo semestre. En este escenario, la debilidad de los datos de actividad económica provocará la introducción de tímidas subidas de los tipos de interés, que alentarán la dinámica de empeoramiento de las expectativas de inflación ya que el banco central no está dispuesto a realizar un fuerte ajuste.