Después de años de batallar contra el déficit y de duros recortes de gasto para superar sus dificultades económicas, California tiene hoy un nuevo reto muy diferente. Un superávit inesperado ha abierto un gran debate sobre hacia dónde debe canalizar el dinero el Estado.
California calcula que tendrá un superavit fiscal de entre 1.200 y 4.400 millones de dólares en 2014, tan solo tres años después de registrar un déficit de alrededor de 60.000 millones. Aparentemente, la situación debería ser una buena noticia en un estado mayoritariamente controlado por los demócratas, señala en un artículo The New York Times, que se hace eco de esta nueva situación.
Pero este excedente puede ser algo puntual. Una consecuencia del aumento de la recaudación procedente de impuestos estatales sobre los más ricos, que liquidaron en masa sus inversiones a finales del año pasado antes de que expiraran por completo los recortes fiscales de la época Bush, entre otros a las ganancias de capital.
Precisamente la situación actual y cómo se ha llegado a ella ha abierto un debate sobre la durabilidad de los nuevos ingresos y ha planteado serias dudas sobre si destinar ese dinero a revertir algunos de los recortes de gasto acometidos en los últimos años o, por el contrario, debe invitar a ser cautos ante eventuales recesiones futuras.
La mayoría de los demócratas de California abogan por proceder con cautela, dada la historia de vaivenes financieros en este Estado: se deben pagar las deudas y crear un fondo de emergencia para futuros problemas.
"Apoyo la llamada del gobernador Jerry Brown", señala el presidente en funciones del Senado, Darrel Steinberg. "Pero también creo que tenemos la obligación de hacer algunas inversiones, limitadas, pero importantes en la restauración de mucho de lo que se ha perdido en los últimos cuatro o cinco años" en materia de sanidad o educación, por ejemplo.
Dejando al margen los impuestos sobre las ganancias de capital, es cierto que el Estado también ha reducido su déficit como consecuencia de la mejora de la vivienda y del mercado de valores, del aumento de los impuestos y del citado recorte de gasto.
Al menos otros siete estados, entre ellos Connecticut, Utah o Wisconsin se encuentran en una situación similar. En las últimas semanas han anunciadoexcedentes presupuestarios y sus legisladores no saben si usar el nuevo dinero para poner fin a algunos de los recortes iniciados durante la recesión, o destinar estos ingresos a un fondo de emergencia para necesidades futuras.