Parece evidente que la situación de Egipto es cada vez más insostenible. En lo que supone un movimiento lógico, en el día de hoy S&P rebajó la calificación de Egipto de B- a CCC+ con perspectiva estable. Sin ninguna sensación de urgencia para alcanzar un consenso sobre las políticas o mejorar la situación política y de la seguridad, el riesgo de un nuevo deterioro es elevado, lo que podría dar lugar a una nueva rebaja de la calificación.
La remodelación parcial del gabinete de gobierno del pasado 7 de mayo parece simbólica, como mucho, y la posibilidad de que se produzcan protestas y actos violentos es cada vez mayor debido a que los ciudadanos egipcios se enfrentan a un aumento del desempleo, una subida de los precios, una escasez de combustible y cortes del suministro eléctrico. El mes sagrado del Ramadán, que comienza el próximo 10 de julio, será una prueba clave. Mientras tanto, Egipto continúa agotando las reservas de divisas a pesar del racionamiento de las divisas y los controles de capital. Dado que el crucial acuerdo con el FMI sigue siendo imposible de alcanzar, el banco central deberá mantener unas políticas restrictivas a lo largo de 2013 con el fin de luchar contra la caída de la divisa. Aun así, el acuerdo podría ser insuficiente para que la carga de la deuda global del país adopte una trayectoria sostenible.