Pescanova se va a pique en Suramérica y podría arrastrar con ello al resto del grupo. Después de que HSBC pidiera el concurso de acreedores de la filial chilena, Pescachile, la compañía pesquera ha solicitado ahora la suspensión de pagos de Argenova, su subsidiaria en Argentina, que cerró hace unos días una de sus dos fábricas en país y tiene paralizada a gran parte de su flota ante la falta de carga de trabajo.
Fuentes próximas a la multinacional gallega han confirmado que la solicitud se produjo el pasado viernes en el juzgado de lo comercial número 25 de Buenos Aires a la espera de poder encontrar a alguien interesado en comprar el negocio. Argenova suma un total de 17 buques, que junto a los 8 existentes en Chile suponen el 40 por ciento de las capturas de la empresa gallega en alta mar.
Las fuentes consultadas aseguran que el mayor peligro en este momento es que apenas hay liquidez para operar y que hay una amenaza real de un efecto dominó en todo el mundo. Después de la matriz y de las dos filiales del Cono Sur se podría producir así una cascada de concursos que comprometan seriamente la viabilidad de la compañía. De hecho, en el entorno del grupo se empieza a plantear ya un cese de la actividad e incluso una posible liquidación. "Con una deuda de más de 3.000 millones de euros -hay que sumar además otros 400 millones más en bonos- Pescanova podría desaparecer en cuestión de semanas.
La única válvula de escape en este momento es la posible venta de activos", aseguran estas fuentes. Encabezada ahora por Deloitte, Pescanova está tratando de buscar ahora mismo comprador tanto por sus activos en Chile como en Argentina, considerados, junto a las licencias pesqueras de Namibia o Mozambique, la joya de la corona.
Los administradores concursales de Deloitte mantuvieron ayer una reunión con la banca acreedora en la que lanzaron un claro mensaje de auxilio: Pescanova necesita de forma urgente 60 millones de euros para seguir operando. Una vez clarificado, en principio, el mapa de la deuda -Pescanova tiene compromisos financieros por un importe de 3.000 millones de euros, además de otros 400 millones más en bonos, que no habría que refinanciar- y, sobre todo, después de que el presidente, Manuel Fernández de Sousa, haya sido apartado, la banca parece dispuesta a rescatar a la empresa. Las siete entidades que forman el comité de dirección steering committee, integrado por Novagalicia Banco, Sabadell, Caixabank, Popular, Bankia, Deutsche Bank y Royal Bank of Scotland (RBS), se mantienen ahora a la espera de los planes de los nuevos gestores de la firma gallega, Senén Touza Touriño y Santiago Hurtado Iglesias, nombrados por Deloitte, para mover ficha.