Alrededor del mundo, la mujer está asumiendo, de manera creciente, cargos directivos en el sector privado. De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), su representación en los cargos gerenciales se estima actualmente entre el 25% y el 35%.
Desde cualquier punto de vista, este hecho hubiese sido inimaginable hace apenas una década. Sin embargo, en Latinoamérica aún existe una amplia brecha de participación, entre hombres y mujeres, en los puestos directivos.
A pesar de que en lo últimos años se observa un interesante avance, aún falta mucho camino por recorrer.
¿Cuáles son los retos actuales para la mujer corporativa?
¿Existen políticas flexibles que ayuden a la mujer a cumplir con los roles materno y laboral?
¿Se puede hablar de un estilo gerencial femenino?
A nivel mundial
Las mujeres han progresado en la fuerza laboral: desde 1970, la proporción de mujeres en el mercado laboral maduro se ha elevado de 48% a 64%. Actualmente se puede observar cómo las mujeres han tomado el liderazgo en difíciles áreas de la economía y la política: Christine Lagarde se convirtió en la primera mujer en asumir la dirección del Fondo Monetario Internacional; y Angela Merkel, la canciller alemana, ha sido la figura clave para resolver la crisis de la deuda soberana en la zona euro.
Marissa Mayer, ex vicepresidenta de la División de Productos de Google, ha sido elegida para tomar el cargo de CEO de Yahoo!, convirtiéndose en la primera mujer en ocupar la presidencia ejecutiva de una de la compañías más grandes del mundo, y además con un bebe en el vientre. Por su parte, María das Gracas Foster tomó el mando de Petrobras y así se convirtió en la primera mujer en estar a la cabeza de una de los cinco principales compañías petroleras del mundo.
En el Reporte de Negocios Internacional (IBR, por sus siglas en inglés) de la empresa de asesoría Grant Thornton, realizado en 2012, se explora la importancia de este tema, su actual situación y qué es lo que se viene haciendo al respecto. Algunos de los hallazgos de este reporte: las mujeres ocupan uno de cada cinco altos cargos gerenciales a nivel mundial (cifras similares al año 2004); los negocios en Rusia, seguida por Botsuana, Filipinas y Tailandia, tienen la mayor cantidad de mujeres en altos cargos gerenciales (la menor cantidad está en Alemania, India y Japón); menos de uno de cada diez negocios tiene a una mujer CEO (las mujeres mayormente trabajan en puestos de finanzas y recursos humanos); y muchas economías, especialmente en Europa, están implementando cupos para el número de mujeres en la directiva.
Tarea por cumplir
Si bien las mujeres están logrando escalar en el campo laboral, en Latinoamérica su participación en cargos de alta dirección aún es reducida. «Aunque se quiera ver con entusiasmo la creciente participación de las mujeres en la pequeña y mediana empresas, la proporción de mujeres que ocupan altos cargos gerenciales todavía es pequeña. Sin embargo, en campos como el político y el económico las mujeres están ganando cada vez más terreno», sostiene María Pía Sabogal, gerente general de United Airlines.
Por su parte, Cecilia Delgado, gerente general de la consultora Afisca, señala que la participación femenina en cargos gerenciales o directivos se sitúa en 27%, que es un promedio superior al de diez años atrás (10%). «Este incremento se debe básicamente a que el análisis del profesional se hace de acuerdo a las capacidades, la formación y la experiencia. El género, en la mayoría de casos, ha dejado de ser un criterio para la selección de personal» explica Delgado.
Para Rosa Asca, gerente general de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), no se deben obviar las barreras que existen para que la mujer ascienda en el ámbito laboral. «Hay un tema que podemos llamar de balance de vida: a la mujer le afecta la maternidad y la responsabilidad de proteger a la familia. Otro punto es el uso del networking, que es empleado de mejor forma por el hombre. Por último está la autenticidad del liderazgo. Muchas mujeres adoptan posturas masculinas para llegar a puestos directivos, dejando su esencia, por lo que carecen de un liderazgo sincero», enfatiza la ejecutiva.